El
gusano de las manzanas
Lucas estaba enamorado de su
profesora y aquel día le regaló una manzana. No sabía que su obsequio llevaba
dentro un gusano. A la hora del recreo la profesora mordió la fruta y dejó al
descubierto la guarida del inquilino. Sintió un breve escalofrío y escupió el
trozo mordido. A la vuelta del recreo Lucas comprobó con decepción que la
manzana estaba en la papelera. Como su profesora no estaba, la cogió excitado y
se la llevó a casa. Allí la colocó en un lugar preferente de su escritorio,
donde podría disfrutar mejor del dibujo del mordisco, comprobar a su antojo la
perfección de tan deseada dentadura. El gusano permanecía oculto, ajeno a las
imaginaciones del niño, y continuaba escarbando sin remedio hacia el corazón de
la manzana. En unas semanas la manzana estará podrida, pensaba Lucas. Ya no se
verá la marca del bocado y habrá muchos más gusanos de los que caben en el bolso
de la profe.
Rubén Rojas - Arte con chinchetas
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